Llega la Pascua, una tradición de paz, armonía, esperanza y todo un símbolo de resurrección

Entre conejos y huevos la tradición proviene de tiempos ancestrales.

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La llegada del conejo de Pascua es ya una tradición que se extendió a varios países del mundo. Aunque existen distintas versiones de su origen el momento se resume en un cálido encuentro familiar para jugar y compartir el preciado regalo de simpáticos conejos.

Origenes
El conejo simboliza la fertilidad asociado con la diosa fenicia Astarté, y le dedican justamente el mes de abril. Y en algunos países centroeuropeos festejan en la misma fecha de Pascua la festividad de Easter.

Ya en los antiguos pueblos del norte de Europa la liebre era valorada como un símbolo.

En Alemania existía la leyenda que el origen de la tradición de los huevos de Pascua se origina por una mujer pobre que al no poder darle dulces a sus hijos decoró huevos y los escondió en el jardín. Este hecho fue asociado por los niños que al recolectar los huevos vieron un conejo paseando por las inmediaciones y afirmaron que el animalito fue quien puso los huevos. Esto hizo que los niños esperaran en época de Pascua al conejo que traía los huevos, le fabricaban un nido para facilitarle la tarea y el conejo durante la noche pusiera los huevos sin problemas, aunque el conejo prefería esconderlos esparcidos en el jardín así los niños tendrían que buscar cada quien el suyo.

También el huevo durante la Edad Media para los cristianos era un signo de la resurrección de Cristo, por esos tiempos el papa Julio III prohibió consumir huevos durante la Cuaresma, es así que el domingo de Pascua, todos salían al campo para recogerlos entonado cantos de aleluya.

Un cuento, leyenda o historia de fe
Cuenta una leyenda que cuando sepultaron a Jesús, dentro de la cueva había un conejo escondido, que muy asustado veía cómo toda la gente entraba, lloraba y estaba triste porque Jesús había muerto.

El conejo se quedó ahí viendo el cuerpo de Jesús cuando pusieron la piedra que cerraba la entrada y lo veía y lo veía preguntándose quien sería ese Señor a quien querían tanto todas las personas. Así pasó mucho rato, viéndolo; pasó todo un día y toda una noche, cuando de pronto, el conejo vio algo sorprendente: Jesús se levantó y dobló las sábanas con las que lo habían envuelto. Un ángel quitó la piedra que tapaba la entrada y Jesús salió de la cueva ¡más vivo que nunca!

El conejo comprendió que Jesús era el Hijo de Dios y decidió que tenía que avisar al mundo y a todas las personas que lloraban, que ya no tenían que estar tristes porque Jesús había resucitado.

Como los conejos no pueden hablar, se le ocurrió que, si les llevaba un huevo pintado, ellos entenderían el mensaje de vida y alegría y así lo hizo. Desde entonces, el conejo sale cada domingo de Pascua a dejar huevos de colores en todas las casas para recordarle al mundo que Jesús resucitó y hay que vivir alegres.

Más allá de las religiones el domingo de Pascua se adoptó en muchos culturas como un momento de unión familiar y una buena forma de compartir.

En Suiza
En el país alpino, la Pascua está muy ligada a la llegada de la primavera, por lo que muchos motivos giran alrededor de esta estación. Antes de la introducción del cristianismo, la Pascua se celebraba en honor a Ostara, la diosa de la primavera. Dos de sus símbolos eran las liebres (que representan la fecundidad) y los huevos (que simbolizan el nacimiento), por lo que estos elementos se convirtieron en símbolos de la celebración.

En el caso de las liebres, queda claro al mirar cualquier escaparate: los típicos pasqualinos, liebres de chocolate con un cesto de huevos a la espalda, decoran todos los escaparates.

Los huevos pintados con mosaicos de vivos colores son los otros protagonistas de la Pascua. Algunos se cuelgan de los árboles a modo de decoración, mientras que otros se destinan a los juegos. El domingo de Pascua, los niños deben buscar los huevos decorados que los padres han escondido en el jardín.

Familia pintan huevos preparándose para la Pascua.

En otros lugares se lleva a cabo un juego llamado zwänzgerle, consistente en que los adultos lanzan una moneda a un huevo duro para intentar romper la cáscara con ella y que quede clavada; si fallan (lo cual suele pasar), los niños se quedan con el huevo y con la moneda.

Mensaje desde el Vaticano
«Que el Evangelio de la Pascua suscite este aliento de esperanza en el corazón y el pensamiento de los cristianos, que el aliento de Dios anime nuestra firme expectativa para que la Iglesia y todos y cada uno de nosotros seamos portadores de esperanza y luz en nuestro mundo devastado por tanto sufrimiento. Que Dios, tres veces santo, El que es, era y será, bendiga su humanidad y la guarde. ¡Cristo ha resucitado, en verdad ha resucitado!». Comparten el el cardenal Hollerich y el Reverendo Krieger en un mensaje conjunto con motivo de la celebración de la Pascua en medio de un contexto mundial de sufrimiento ante la pandemia del Coronavirus.