Reflexiones de Daniel Ordás Menéndez sobre los 20 años del euro

El próximo 1 de enero se cumplen veinte años de la entrada en circulación de los billetes y monedas de euro.

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Por Daniel Ordás Menéndez.
En menos de 24 horas el Euro, uno de los símbolos y retos más importantes de la unificación europea cumple 20 años. Aún recuerdo la emoción. Ninguno de mis amigos entendía que fuera a Alemania a comprar los «Starter Kits» que vendían para que nos acostumbráramos a las nuevas monedas. Esos ya se vendían semanas antes de finalizar el año 2001.
El 1 de enero de 2002 los bancos en Suiza estaban evidentemente cerrados y en la fiesta de Nochevieja, en casa de mi amigo Giro, les di la lata toda la noche con que era un momento histórico y tenía que conseguir Euros la mañana siguiente.
Entre los comentarios de «¡estás loco!» y «¡toma más champán!», surgió la sugerencia decisiva «vete a la estación de ferrocarril que es el único puesto de cambio abierto un festivo». Resuelto mi problema y sabiendo que el día 1 tendría euros, me relajé, y bueno… también hizo su efecto el champán.
Al día siguiente, 1 de enero de 2002, con cierto retraso debido al champán y los gin tonics fui en bici a la estación y los compré.
286 francos y 90 céntimos fue lo que pagué por 185 euros (hoy en día valen a penas 190 francos).
 
 
Fotografía: Daniel Ordás Menéndez
En 20 años he llevado muchos a España, me acompañaron a Italia, a Alemania, a Francia, Bélgica, Austria, Luxemburgo, República Checa, Chipre, Portugal, Andorra, Holanda y Grecia, pero también los llevé a Rusia, Argentina y Paraguay, aunque estos dos últimos hubieran preferido dólares. He cenado con ellos en Francia (3 kilometros de mi casa) y he pagado el cine en Alemania a (5 kilómetros de mi casa).
Al principio me ilusionaba darles la vuelta y ver de donde eran. En Asturias empezaron a aparecer las monedas con el rostro del Rey Alberto II, en el anverso que traían los emigrantes asturianos en sus monederos, en Alicante se colaban águilas alemanas entre la calderilla y cuando en Francia me daban el cambio y en alguna de las monedas salía el rey emérito de España, me hacía ilusión.
Hoy las monedas ya han rodado mucho y no me fijo si son irlandesas o italianas, si las traen turistas o las llevan emigrantes y la cara del emérito ya me ilusiona menos.
He visto subir el euro a 1.65 francos y lo he visto caer.
Hemos vivido el pulso del Banco Nacional Suizo para mantener durante más de 4 años el curso de 1 euro = 1.20 francos. Probablemente una de las mayores hazañas de política monetaria de los últimos siglos.
 
 
Fotografía: Daniel Ordás Menéndez
 
Hoy el euro es una realidad incuestionada y nadie calcula el litro de leche en marcos, pesetas o liras. Al principio era todo un reto, de hecho mi padre pasó años calculando en pesetas y duros las cantidades grandes.
Nuestra moneda ha sufrido su valor y su prestigio. Ha visto entrar en su seno a quienes durante 40 años habían sido nuestros enemigos. Pocos años despues de apuntarnos con misiles nucleares, en Estonia e Italia pagábamos los helados con las mismas monedas. Tuvo crisis graves y ataques tremendos, pero ahí está. Símbolo de que juntos podemos comprar vacunas y salvar países.
El primer milagro europeo fue que se abrazaran Francia y Alemania. Luego que jóvenes democracias como Portugal, España y Grecia pudieran acceder y recuperar parte de su atraso histórico. Después la reunificación con nuestros paisanos del este, incluso acogiendo a ciudadanos ex-sovieticos y naciones de los balcanes donde poco antes se mataban.
Otro milagro europeo fue aguantar a los británicos más de 4 décadas.
Hubo de todo y para todos los gustos, pero ahí está, uno de los pocos símbolos de unidad que tenemos y una de las causas por las que hace más de tres generaciones que no nos matamos.
El euro nos ha enseñado cosas y ha servido de culpable para casi todo, pero precisamente en España sigue siendo apreciado, sobre todo los 140 mil millones que vendrán para que los inviertamos sosteniblemente y con prudencia.
Esperemos que nos dure mucho, aunque pasen cosas tan raras como el tener una inflación del 6.7% y un tipo de interés del 0% (esto supera mi imaginario económico).
Como en todas las relaciones hubo tiempos buenos y malos, pero ahí está y yo hoy brindaré por él.
 
Daniel Ordás Menéndez (Basilea, Suiza, 22 de agosto de 1974) es un jurista, autor y activista político de la democracia directa, de nacionalidad suiza y origen español.

Ordás se educó en el seno de una familia emigrante asturiana en Suiza y se crio en Basilea, en cuya Universidad estudió, completando su titulación en Derecho en Berna. Está casado y tiene tres hijos.

Es socio de varios despachos de abogados en Suiza. En 2003 fundó Advokatur & Rechtsberatung TRIAS,​ uno de los primeros bufetes suizos organizado como sociedad anónima. Habiendo sido uno de los cofundadores de la AEA International Lawyers Network, hoy es uno de sus vicepresidentes.

En 2012 lanzó y editó la revista política Statements.

Cónsul honorario del Paraguay en Suiza. Actualmente en el cargo, desde el 2019.